martes, 28 de abril de 2015
(reseña publicada en el planeta v)
¡Otakunautas! En general, la
pandemia de Akibahara (anime) está infestando todos nuestros rincones de
entretención y cultura, eso es un hecho. Y es, precisamente, en los juegos
donde ha sido recibido el peor impacto. Hoy les hablaré de Disgaea., uno de los anime-rpg que más he disfrutado por las horas
de risa y carcajadas que me sacó.
Disgaea es una saga de juegos que enmarco dentro de lo que se
conoce como Anime-Rpg con una mecánica de combate consistente en Turned Based Tactics o Tactical Turn Based. Una forma simple para describirlo
es comparar sus características con su opuesto: un juego en tiempo real, como
un shooter. Mientras un juego en tiempo real privilegia el realismo del
combate, un juego de estrategia por turnos tiene por objeto una representación
abstracta de un combate, estableciendo turnos y mecánicas de juego que
interpretan un combate, como en el ajedrez. ¿Acaso creen que la caballería se
mueve a saltos de “L” por el terreno de combate? Por supuesto que no, es solo
una interpretación que privilegia la jugabilidad y experiencia del juego, como
cualquier otro juego de tablero.
Disgaea es básicamente una combinación entre ajedrez, juegos de rol
y anime. Los juegos más famosos y parecidos a éste, son Shining Force y Final Fantasy
Tactics (probablemente las obras epigonales del género). Detalles
importantes como la posibilidad de ir entrenando y cambiando la profesión de
nuestros soldados a voluntad, están incluidos en este juego.
Vayamos a lo importante, ¿Qué
hace de Disgaea un juego que deberían
jugar? El mundo de los video juegos está plagado de cientos de jrpg saliendo
cada año, me imagino que por lo extenso de su mercado y lo barata que sale su
producción.
La gracia que tiene Disgaea es el humor. Está lleno de
gigantescas cuotas de humor negro, que les garantizo van a disfrutar. La
historia se centra en el príncipe Laharl, heredero del trono del inframundo que
acaba de despertar. Uno de los puntos más divertidos de la historia es la
infinita variedad de personajes que se van uniendo, que en su mayoría, son
demonios con sus únicos códigos morales.
Los personajes son carismáticos,
lo que se combina perfectamente con ritmo de los diálogos del juego, debido a
que los protagonistas no dejan de tirar comentarios, apodos y chistes ofensivos
contra los enemigos durante los combates.
Etna y Laharl –los protagonistas-
son divertidísimos. Laharl es una mezcla de personalidad entre Vegeta y el príncipe
del rap: por un lado tiene toda la parada del príncipe de los sayayin
infiernos, y por el otro, es un manco que no deja de mandarse fails. Ezna, su capitana
o mano derecha, no escatima esfuerzos en divertirse a costa del príncipe,
¿acaso creían que existía la lealtad en los infiernos? Por supuesto que no. Lo
mejor de todo es ver la forma despótica que trata a sus propios secuaces:
una tropa de pingüinos dispuestos a
morir forzadamente voluntariamente por Etna.
Y la lista crece y crece, por ejemplo,
hasta el día de hoy me rio de un enemigo que parecía cada cierto tiempo a retar
a Laharl. Lo chistoso era que cada vez que aparecía y era vencido, Laharl y Etna
le ponían un sobrenombre peor que el anterior.
En cuanto a la trama, no es muy
elaborada, pero cumple con ser entretenida. Básicamente, trata sobre Laharl
poniendo orden en los dominios de su padre. Demonio tras demonio ira
apareciendo, tratando de convertirse en rey de los infiernos. Lo que me encanta
y le da mucha naturalidad a cada personaje que aparece, es que todos son
conscientes de ciertas ridículas situaciones que se van dando, como la
aparición de los pretendientes al rey de los infiernos, entre otras.
En conclusión, compren o
descarguen este juego como puedan. Diálogos e historia muy interesante que disfrutaran
y les aseguro les hará reír mucho. Aparte la mecánica de juego es muy adictiva,
les va a encantar levelear y explorar las estrategias y posibilidades de cada
personaje.
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The world can burn to ashes without my concern.-IF.
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